¿Qué tan profundo es demasiado?
 John Lippmann
 Executive Director of DAN S.E. Asia-Pacific

 

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    Una interesante y bién documentada exposición acerca de los límites máximos de profundidad, los riesgos inherentes, y su aspecto médico.

Durante su entrenamiento, los estudiantes de buceo son, normalmente, instruidos sobre evitar bucear más allá de los 40 metros de profundidad. Sin embargo este límite de profundidad recomendado por la mayoría de las agencias de entrenamiento no está "grabado en piedra". Históricamente parece emerger, muy probablemente, de la marina de EEUU, posiblemente como resultado de las limitaciones del equipo utilizado en aquella época, y las restricciones de trabajo impuestas por los períodos ininterrumpidos relativamente cortos de que se dispone en grandes profundidades.

Un número creciente de buceadores se aventuran mas allá del límite de 40 metros, algunos de ellos rutinariamente y otros ocasionalmente. La aparición de las computadoras de buceo ha anulado muchas de las restricciones de descompresión asociadas con el buceo a profundidad, alentando sin duda esta tendencia. Adicionalmente, la creciente disponibilidad de variedad de mezclas de gases permite aventurarse más y más profundo.

El buceo profundo demanda un amplio conocimiento, experiencia y disciplina, así como una adecuada preparación y el equipo adecuado, dado que está cargado de potenciales peligros.

Parecieran existir algunas ineludibles realidades en el buceo profundo, estas incluyen:

  • Incremento de la probabilidad de ocurrencia de ciertos problemas.
  • Ante la ocurrencia de un problema, las consecuencias son a menudo mas serias, y,
  • El hecho de que los efectos fisiológicos de la profundidad son, en su mayoría, poco conocidos.

Un viejo amigo mío solía dar clases de buceo en un recreo en el trópico. Los instructores descendían, rutinariamente, con aire a profundidades cercanas a los 90 metros, y aún más allá en algunas ocasiones. Durante una de estas bajadas, un instructor perdió la conciencia alrededor de los 60 metros de profundidad sin ningún aviso. Cayó hacia lo profundo fuera del alcance de los demás antes que alguno pudiera alcanzarlo para hacer algo. Su cuerpo nunca fue recuperado.

En otra ocasión, un buceador se encontraba en un naufragio, alrededor de 50 metros de profundidad, con aire, cuando de pronto, perdió la conciencia y comenzó a convulsionar. Afortunadamente sus compañeros se las arreglaron para rescatarlo.

Estas no son historias aisladas, hay muchos reportes similares que involucran el buceo profundo con aire y con mezcla de gases.

La inconsciencia bajo el agua está generalmente asociada con los reportes de accidentes de buceo profundo. Frecuentemente resulta en ahogamiento. Existen varias condiciones que pueden causar la perdida de conocimiento en un buceador, estas condiciones incluyen, pero no están acotadas a:

  • Altos niveles de dióxido de carbono en la sangre (hipercapnia),
  • Toxicidad del oxígeno.
  • Narcosis de nitrógeno, y
  • Enfermedad descompresiva.

Todos los cuales son incrementados por la profundidad. El desmayo puede no ser debido a una única causa, pero puede resultar consecuencia de una combinación de factores fisiológicos y físicos.

La narcosis por nitrógeno, puede convertirse en un serio problema en el buceo profundo con aire. Si bien una persona puede aclimatarse, en alguna medida, a los efectos de la narcosis por medio de la regular exposición a la profundidad, esta puede aparecer rápidamente en el momento menos esperado. A pesar de que los conocimientos convencionales establecen que la narcosis aparece al arribar a una determinada profundidad y normalmente no se agrava cuando se continúa expuesto a esa misma profundidad, muchos han advertido que esta puede agravarse rápidamente por el ejercicio o el "estrés" de la profundidad sin necesidad de descender más.

Buceadores que se han enfrentado con problemas sorpresivos a 60 metros, con aire, saben de la extrema dificultad para reaccionar rápida y apropiadamente. Muchas veces los efectos de confusión mental ocasionados por la narcosis pueden afectar repentinamente, y hacer que tomar las decisiones apropiadas sea casi imposible. Niveles muy altos de "estrés" pueden precipitarse en un instante, y a menos que logre controlarse, puede resultar en pánico y daños. La narcosis puede ser la causa directa de la inconsciencia en un buceo en profundidades mas allá de 60 metros. Los efectos de la narcosis pueden ser reducidos con el uso de ciertas mezclas de gases. Sin embargo, esto involucra poseer el equipo apropiado, preparación, entrenamiento y cuidado, puesto que se están introduciendo nuevos factores de riesgo potencial.

El dióxido de carbono actúa como un estimulante respiratorio y causa depresión del sistema nervioso central (SNC). El efecto depende del nivel de dióxido de carbono en la sangre. La profundidad induce niveles elevados de dióxido de carbono por varias razones, que incluyen:

  • Resistencia a la respiración inducida por respirar aire denso del regulador y contra una presión ambiental alta;
  • Eficiencia respiratoria reducida debido a la densidad del gas respirado; y
  • transporte, y, por lo tanto, eliminación del dióxido de carbono por la sangre reducidos.

La hipercapnia incrementa los efectos de la narcosis, y, probablemente la toxicidad del oxígeno sobre el SNC. Adicionalmente, puede aumentar el pulso, alterar el ritmo cardíaco, y predisponer para la enfermedad descompresiva. Si el nivel de dióxido de carbono se eleva demasiado, y esto puede ocurrir en el buceo autónomo (especialmente si el buceador es muy ansioso o activo) la inconsciencia puede llegar sin previo aviso. Algunas personas son más susceptibles de padecer hipercapnia severa por diversas razones, en estas el riesgo es más severo.

Cuando se respira oxígeno a una presión parcial de alrededor de 1,5 atmósferas, este puede ejercer un rápido efecto tóxico en el cerebro. Un buceador, respirando aire a una profundidad de alrededor de 60 metros está expuesto a una presión parcial de oxígeno de 1,5 atmósferas. La toxicidad del oxígeno sobre el SNC es un factor limitativo, y un real peligro en el buceo profundo, dado que puede ocasionar convulsiones y/o inconsciencia casi sin advertencia previa. La probabilidad de toxicidad del oxígeno sobre el SNC se incrementa con el tiempo de exposición, frío, ejercicio e hipercapnia, la profundidad y el tiempo necesario pueden variar significativamente entre los individuos y también de una ocasión a otra.

Los altos niveles de acumulación de nitrógeno en los tejidos corporales que se producen durante una inmersión profunda respirando aire pueden causar la formación de burbujas durante el ascenso si la descompresión no es apropiadamente controlada y conducida. Algunas de estas burbujas pueden formarse, o bien penetrar, en el torrente sanguíneo y causar problemas neurológicos. Este mecanismo puede ser el responsable de muchos desvanecimientos durante el ascenso desde inmersiones profundas.

Existen indicios de que el buceo a profundidad está asociado con un importante incremento en el riesgo de contraer enfermedad descompresiva. Este riesgo parece aumentar en profundidades más allá de los 25 metros. Además, el uso de una computadora de buceo para controlar la descompresión en inmersiones profundas con utilización de aire, parecería incrementar el riesgo posterior, debido a los mayores tiempos de fondo permitidos y a lo poco confiables de los algoritmos de las mismas en profundidad. Muchos buceadores han adoptado el uso de diversas mezclas de gases en la creencia de que estas reducen el riesgo de enfermedad descompresiva. Sin embargo, los centros de recompresión aún tratan una significativa cantidad de estos buceadores.

Ciertos estudios sugieren que a menudo se hallan microburbujas luego de un buceo, particularmente en los profundos, especialmente si el ascenso no ha sido realizado apropiadamente, pero aún luego de lo que se considera un ascenso seguro.

Algunos especialistas en medicina hiperbárica temen que estas microburbujas, aunque asintomáticas, puedan causar daños neurológicos acumulativos en los buceadores. Sin embargo, a la fecha, las evidencias no son aún concluyentes.

A menos que se esté adecuadamente preparado, el buceo profundo acarrea una alta probabilidad de una emergencia.

El aumento de la presión ambiente significa un aumento en el consumo de aire. Además, la narcosis puede entorpecer la habilidad del buceador para monitorear y controlar apropiadamente su provisión de aire. No obstante las mejoras y el rendimiento superior del equipo moderno de buceo, las fallas ocurren. Los buceadores de profundidad que valoran sus pellejos, se aseguran de tener los adecuados sistemas de respaldo de las piezas esenciales de su equipo, incluyendo una provisión de aire independiente.

El manejo de la flotabilidad puede, algunas veces, convertirse en un factor crítico en las inmersiones profundas, especialmente en agua fría, donde se requiere mayor aislación térmica. A menos que la compresión del traje protector sea adecuadamente compensada por el BCD, o el hinchado del traje seco, el buceador puede adquirir flotabilidad altamente negativa en la profundidad.

En los naufragios, los buceadores frecuentemente prefieren mantener una flotabilidad levemente negativa, pero, pueden surgir problemas, en caso de un tener baja provisión de aire ante la necesidad de un ascenso rápido.

Varios experimentos han demostrado que, con presiones críticas de aire, es muchas veces imposible hinchar el BCD en profundidades de alrededor de 40 metros, especialmente si se está respirando simultáneamente del regulador. Este problema puede incrementarse a profundidades mayores.

Un buceador con flotabilidad negativa, que está escaso de aire, puede hallar dificultoso, o aún imposible, ascender sin abandonar su cinto de lastre. Si el cinto de lastre es descartado, es poco probable que el buceador pueda detenerse en el punto de descompresión para hacer su parada y obtener aire extra de los tanques de seguridad adicionales.

Algunos buceadores rutinariamente descienden a profundidades que exceden los 50 metros respirando aire, a pesar de que en los últimos años mezclas de gases como heliox y trimix son más comúnmente utilizadas en esta clase de inmersiones, dado que son menos narcóticas. Estos buceadores, a menudo, pero no siempre, conocen los riesgos substanciales asociados con estas inmersiones, pero, por sus propias razones, escogen arriesgarse al límite.

Los buceadores de profundidad, usualmente, se encuentran bien equipados y preparados, la mayoría emerge sin problemas aparentes de estas inmersiones, otros no lo hacen. Algunos de los desafortunados quedan con discapacidades permanentes, otros fallecen.

Por otra parte están los buceadores que realizan ocasionalmente inmersiones profundas. Estas personas tienen generalmente menor experiencia que aquellos que lo hacen regularmente, pueden encontrarse en un viaje con un grupo, y ser conducidos a profundidades mayores a las que habitualmente se aventuran a causa de la atmósfera relajada de las vacaciones, o a causa de que "todos lo hacen". Estas personas pueden no tener el entrenamiento requerido, no estar adecuadamente preparados mentalmente, y no tener el equipo apropiado para atender algún problema que pudiera surgir en una inmersión profunda.

Es obvio que no existe un límite absoluto de profundidad segura aplicable a todas las personas en todas las oportunidades. La habilidad de un buceador para vérselas con la profundidad depende de un gran número de variables. La severidad de los efectos del exótico cocktail de elevadas presiones de nitrógeno, dióxido de carbono y oxígeno, sumadas a la depresión sensitiva y estrés asociado con el buceo, no son siempre predecibles. Una inmersión a 25 metros, en aguas frías y turbias, puede ser por mucho, más peligroso que una inmersión al doble de profundidad en aguas cálidas y transparentes. Factores tales como la visibilidad, la temperatura del agua, y la experiencia y preparación del buceador, pueden afectar seriamente la comodidad y seguridad del buceo, más que la profundidad por si sola.

Los buceadores en lugares alejados deben estar conscientes además de los problemas que pueden presentarse ante la necesidad de una evacuación por emergencia médica. Estas pueden incluir importantes demoras en la disponibilidad de un vehículo de evacuación y/o un equipo médico, las grandes distancias, así como la incapacidad de operar de algunas pistas de aterrizaje en la noche o en condiciones climáticas adversas. Estas demoras pueden tener impacto en la duración y efectividad de los tratamientos de recompresión, y probablemente en ocasionar daños residuales.

Además, una vez que un buceador ha sido evacuado y/o tratado en una cámara de recompresión, debe ser advertido de que debe evitar viajar en avión o viajar a sitios elevados por un período entre tres días y seis semanas posterior al tratamiento para evitar la recurrencia de los síntomas.

Todo esto puede, realmente, interferir con el plan del viaje y con compromisos laborales.

Como con muchas cosas en la vida, se debe realizar un balance entre el riesgo que se corre y los beneficios que se pueden obtener, y tomar una decisión en consecuencia. Sin embargo, es esencial tener un buen conocimiento y comprensión del problema para poder apreciar correctamente los riesgos.

 

Alias: lippmann

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